—Lourdes,
hija, la cena está en la mesa. ¿Te queda mucho?
—No
mamá, ya bajo.
—Hay
que ver que niña te ha salido tan buena y tan aplicada.
—Y
lista.
—Que
no se va por ahí, ni se ve una cría de estas alocadas de ahora que hacen lo que
les da la gana y se recogen a las tantas. Y te ayuda en casa y lo educada que
es. De lo ya no queda, vamos.
—Pues
sí, hemos tenido mucha suerte, pero digo yo que algo tendremos sus padres que
ver en todo eso.
—Claro,
claro la educación, la educación que le habéis dado. Pero bueno, ya sabes tú
que hay por ahí zagalas que han
tenido de todo y una familia excelente y luego les han salido rana. La niña de
Los Zamora sin ir más lejos, que ya casi la han dejado como cosa perdida. Las
malas compañías, las drogas, vamos que ninguno podemos decir que estamos libres
de que nos pase algo así con un hijo.
—Claro,
claro.
—Pero
Lourditas es que es una joya.
[Archivo
Abrir... Diario.doc] Creo haber cerrado una etapa. Un estadio en mi evolución
como creadora que había estado hasta este momento regido por la imaginación, la
intuición, la experiencia indirecta adquirida a través de los libros por mi
tremenda voracidad como lectora desde que era niña. Ahora siento la necesidad
de experimentar vitalmente las emociones de las que hablo, comprometerme con mi
obra, implicarme personalmente en la nueva historia que está empezando a tomar
forma en mi cabeza y en el archivo de texto que conforma el armazón del relato
que me propongo componer.
[Minimizar
Bloc de notas Archivo Abrir... Sin título.txt] Sinopsis: Una joven entomóloga,
entregada en cuerpo y alma a la rama de la zoología en la que se ha
especializado, absorta en su trabajo y con una carencia casi enfermiza de
habilidades sociales, comienza a descubrir que se puede establecer un estudio
comparado entre las conductas de los seres humanos y los insectos, de modo que
es posible trasladar con resultados óptimos ciertas formas de interactuar de
una especie hacia la otra. Así lo practica en su vida hasta que la situación se
le escapa de las manos cuando no puede evitar hacer realidad en el plano más
íntimo el presupuesto con el que ha edificado su nuevo mundo relacional.
—Lourdes,
hija, la cena está en la mesa. ¿Te queda mucho?
—No
mamá, ya bajo.
—Imagínate
si confió en Lourditas, y sobre todo si la respeto, porque yo la respeto mucho;
que aunque sea una niña es muy madura y responsable.
—Sí,
sí, eso salta a la vista.
—Pues
digo que fíjate que en el último concurso que ganó le tocó un viaje para dos
personas y nos lo regaló a su padre y a mí.
—¡Anda!,
así que el viaje a Tenerife...
—Pues
fíjate que sí. Y nada, que yo le dije que le pagaba su viaje y que nos íbamos
los tres, pero no ha querido. No por nada, porque ella sabe que no nos iba a
afectar eso económicamente, porque gracias a Dios estamos bien en ese terreno,
no para ir despilfarrando, pero bien. Nada, que tiene un asunto entre manos en el
que quiere estar muy concentrada y que se queda al cargo de la casa y que ella
sabe cuidarse. Y, oye, que su padre y yo estamos de acuerdo.
—¡Lourditas!
¿Bajas ya cariño?
—Sí,
mamá, ya bajo —descendiendo por las escaleras que dan a la buhardilla.
—Ha
venido La Chacha Isabel.
—Hola
guapa, dame un beso.
—Hola
Chacha, ¿Cómo está usted?
—¡Qué
ricura de niña! —sujetando su cara por la barbilla
[Alt+Tab]
Fermín va a ser el primer sujeto que voy a captar en esta nueva experiencia
vital que me propongo recorrer. Es la persona perfecta, está de paso en el
albergue juvenil que hay enfrente de casa, es guapo, simpático, amable, tierno,
lo he podido comprobar en estos días en que he tenido ocasión de entablar
amistad con él. Todo está preparado, el plan perfectamente diseñado y ya sólo
me queda, para acabar de asumir mi papel de entomóloga psicópata, ensayar
delante del espejo, durante el tiempo que tarde en quedarme sola en casa, la
mirada de mantis religiosa que me propongo hacer mía para manifestar en el
momento preciso.
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